domingo, 2 de septiembre de 2012

NUEVO CURSO, APROVECHA LA OPORTUNIDAD



 CONOCE TUS CUALIDADES Y HAZLAS CRECER
PARÁBOLA DE LOS TALENTOS
Los talentos no sólo representan las pertenencias materiales. 
Los talentos son también las cualidades que Dios nos ha dado a cada uno.


Parábola de los talentos o del dinero
Mt 25,14-30  y (Lc 19.11-27)

http://www.erain.es/departamentos/religion/PRIMBN/dibuColorear/parabolatalenti1.jpg14 “El reino de los cielos es como un hombre que, a punto de viajar a otro país, llamó a sus criados y los dejó al cargo de sus negocios. 15 A uno le entregó cinco mil monedas, a otro dos mil y a otro mil: a cada cual conforme a su capacidad. Luego emprendió el viaje.  
16 El criado que recibió las cinco mil monedas negoció con el dinero y ganó otras cinco mil. 17 Del mismo modo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil. 18 Pero el que recibió mil, fue y escondió el dinero de su señor en un hoyo que cavó en la tierra.  
19 Al cabo de mucho tiempo regresó el señor de aquellos criados y se puso a hacer cuentas con ellos. 20 Llegó primero el que había recibido las cinco mil monedas, y entregando a su señor otras cinco mil le dijo: ‘Señor, tú me entregaste cinco mil, y aquí tienes otras cinco mil que he ganado.’
21 El señor le dijo: ‘Muy bien, eres un criado bueno y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo.’
 22 Después llegó el criado que había recibido las dos mil monedas, y dijo: ‘Señor, tú me entregaste dos mil, y aquí tienes otras dos mil que he ganado.’
 23 El señor le dijo: ‘Muy bien, eres un criado bueno y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo.’ 
24 “Por último llegó el criado que había recibido mil monedas y dijo a su amo: ‘Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. 25 Por eso tuve miedo; así que fui y escondí tu dinero en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo.’ 
26 El amo le contestó: ‘Tú eres un criado malo y holgazán. Puesto que sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí, 27 debías haber llevado mi dinero al banco, y yo, a mi regreso, lo habría recibido junto con los intereses.’  
28 Y dijo a los que allí estaban: ‘Quitadle a este las mil monedas y dádselas al que tiene diez mil. 29 Porque al que tiene, se le dará más y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo que tiene se le quitará.
 30 Y a este criado inútil arrojadlo fuera, a la oscuridad. Allí llorará y le rechinarán los dientes.

 Al volver a casa, el amo pide cuentas a los servidores de lo que les había confiado y, mientras se complace con los dos primeros, se queda desilusionado con el tercero. 
Aquel servidor, en efecto, que mantuvo escondido el talento sin revalorizarlo, hizo mal sus cálculos: se comportó como si su amo ya no fuera a regresar, como si no hubiera un día en el que le pediría cuentas de su actuación. 

Con esta parábola, Jesús quiere enseñar a los discípulos a usar bien sus dones: Dios llama a cada hombre a la vida y le entrega talentos, confiándole al mismo tiempo una misión que cumplir. 

Sería de tontos pensar que estos dones se nos deben, así como renunciar a emplearlos sería menoscabar el fin de la propia existencia. 

Comentando esta página evangélica, san Gregorio Magno  nota que el Señor a nadie le falta el don de su caridad, del amor. Escribe: "Por esto es necesario, hermanos míos, que pongáis todo cuidado en la custodia de la caridad, en toda acción que tengáis que realizar". 
 (Benedicto XVI, 13 de noviembre de 2011).
  

Vamos a reflexionar sobre las dos enseñanzas de esta parábola.
La primera alude al que recibió cinco monedas y a su compañero, que negoció con dos. Cada uno debe producir al máximo según lo que ha recibido de su señor. Por eso, en la parábola se felicita al que ha ganado dos talentos, porque ha obtenido unos frutos en proporción a lo que tenía. Su señor no le exige como al primero, ya que esperaba de él otro rendimiento.

Igualmente se aplica a nosotros, según las posibilidades reales de cada individuo. Hay personas que tienen gran influencia sobre los demás, otras son muy serviciales, otras, en cambio, son capaces de entregarse con heroísmo al cuidado de personas enfermas, los hay con una profesión, con un trabajo, con unos estudios, con una responsabilidad concreta en la sociedad...

Pero puede darse el caso del tercer siervo de la parábola: no produjo nada con su talento
Esta persona se le había confiado una tarea, había sido llamado a hacer un bien, aunque fuera pequeño, y resulta que no ha hecho nada.

Analiza tus valores: ¿Qué has hecho hoy? ¿Qué cualidades han dado su fruto? ¿Cuántas veces has dejado sin hacer lo que debías?


PARÁBOLA MODERNA
Lo que Dios quiere de nosotros puede compararse con la siguiente historia:
No importa tu capacidad sino lo que te dejes llenar

Un hombre rico llegó de incógnito a una pequeña aldea perdida entre las montañas, para pasar un mes de descanso y tranquilidad. 

No eran muchos los habitantes que allí vivían. De todos ellos sólo había tres niños, los cuales pronto llamaron la atención de aquel hombre por las cualidades que destacaban en ellos. Sería una lástima que no las desarrollaran.
Por esta razón, el hombre rico, antes de marcharse, entregó a los padres de cada uno de estos niños una cuantiosa beca de estudios que les permitiría pagar todos los gastos de su educación en las mejores escuelas y universidades hasta que fueran mayores.
El primer niño se esforzó mucho y alcanzó su meta soñada: llegó a ser un gran pintor, cuyos cuadros eran expuestos en los mejores museos y galerías de arte del mundo.
El segundo niño trabajó con gran interés y constancia, y logró hacer realidad su sueño: estudiar biología y dedicarse a cuidar y proteger la Naturaleza. Llegó a ser un gran ecologista, luchador incansable contra los que contaminaban la Tierra.
Pero el tercer niño resultó ser un vago y holgazán, más preocupado en pasarlo bien que en esforzarse en mejorar. Pronto dejó sus estudios y se fue a trabajar en lo primero que encontró para ganarse la vida.
Pasados los años, volvió a la aldea el hombre rico, ya anciano, para pasar unas semanas de descanso y tranquilidad, y ver qué había sido de aquellos niños. 
El primer niño, que ya era todo un hombre, fue rápidamente al lugar donde se hospedaba para darle las gracias por lo que había hecho por él, y regalarle uno de sus mejores y más valiosos cuadros. El hombre anciano se alegró de verle y de saber lo que había alcanzado en su vida. 

Y le dijo:
- Cuando te conocí de niño pude ver en ti que llegarías a ser un gran pintor. Me alegra mucho qued hayas desarrollado ese don que la vida te dio. Enhorabuena.

Llegó también el segundo niño, hecho todo un hombre, para darle las gracias por la beca que le había dado y por haber creído en sus posibilidades. 

El hombre anciano, muy feliz al verle, le dijo:
-Cuando te conocí de niño pude ver en ti que llegarías a ser un gran defensor y amante de la Naturaleza. Me alegra mucho que hayas desarrollado ese don que la vida te dio. Enhorabuena.

Finalmente, llegó el tercero, con cara avergonzada, y le entregó el dinero de la beca que no había gastado por haber dejado los estudios. 

Entonces el hombre anciano le dijo:
- Qué lastima que hayas echado a perder el don que la vida te dio. De tus compañeros, uno ha embellecido este mundo con su arte para que la gente disfrute con la belleza de sus cuadros. El otro ha cuidado y protegido la Naturaleza para que la gente pueda vivir en una tierra sin contaminación. Y tú, que tenías el don de la música para alegrar y emocionar la vida de las personas, no has hecho lo que te tocaba hacer para embellecer y cuidad este mundo. ¡Qué pena me das!

Y repartió el dinero de su beca entre sus dos compañeros para que le sacaran mejor provecho.  
 
 Señor, gracias por los talentos que me has dado. 
No permitas que la apatía o el desánimo me lleven a enterrarlos o a utilizarlos para mi beneficio personal.

PARÁBOLA DE LOS TALENTOS. Animación 

Actividad 1  Escucha y contesta

Actividad 2: SOPA DE LETRAS

 
Mateo 25:14-30 
reino
cielos
hombre
viaje
encargó
monedas
oro
bienes
negoció
ganado
cavó
escondió

siervo
perezoso
dinero
banco
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